Los cementerios privados, son lo que más venden huesos y dientes a estudiantes de medicina, con un permiso especial de la universidad acreditándolo para hacerlo, pese a no tener una veeduría por parte del distrito, así lo cito doña Concepción.
“He trabajado aquí en el Cementerio Central durante 43 años de mi vida y siempre he sabido del negocio de la venta de los huesos y dientes. Muchas veces vi a los sepultureros sacar de tumbas esqueletos para comerciarlos aquí mismo. Es más algunos dicen que en la recepción tienen un formato que diligencian los estudiantes donde hacen la solicitud y además de eso agregan un permiso de la universidad donde acreditan que son estudiantes de medicina” cuenta doña Concepción Ramírez, vendedora de flores.
Fabricantes de lápidas, vendedores de flores y celadores del sector son testigos de los diferentes usos y abusos que se le hacen a un cadáver, como tumbas saqueadas, ritos y brujería es lo que más se ve en el Cementerio Central; aunque esta situación solo la conocen aquellos que han trabajado durante años en este lugar, afirman los sepultureros.
“Todos los días tengo que barrer y hacer aseo en el Cementerio Central, desenterrar muertos a los que se les ha acabado el tiempo de arrendamiento y encuentra uno muchas cosas: plumas negras, muñecos en cera dentro de las tumbas, velones, alfileres, animales secos, cintas pegadas en la parte de los pies entre otras, y eso es gente que entra hacer maleficios; Anteriormente habían negocios de magia negra alrededor del cementerio pero con el tiempo, construyeron locales nuevos y ya no están” dice Fernando Ponguta trabajador del lugar.
Sin embargo Diego, Gina, Jeisson y Lorena estudiantes de la universidad Santo Tomás, visitaron el Cementerio Central y comprobaron la existencia del formulario que se podía solicitar y diligenciar en la oficina de administración; luego de hacerse pasar por estudiantes de medicina a quien supuestamente son los únicos que les pueden vender huesos. Aunque la recepcionista de esta oficina dijo que esto se daba a que el distrito estaba en permanente veeduría cosa que no ocurría en los cementerios privados.
Pues ya ni los muertos gozan de la luz perpetua y de un campo santo porque han profanado muchas veces su casa con fines maléficos y económicos que aun los vivos aprovechan.
Claudia Lorena Arenas
“He trabajado aquí en el Cementerio Central durante 43 años de mi vida y siempre he sabido del negocio de la venta de los huesos y dientes. Muchas veces vi a los sepultureros sacar de tumbas esqueletos para comerciarlos aquí mismo. Es más algunos dicen que en la recepción tienen un formato que diligencian los estudiantes donde hacen la solicitud y además de eso agregan un permiso de la universidad donde acreditan que son estudiantes de medicina” cuenta doña Concepción Ramírez, vendedora de flores.
Fabricantes de lápidas, vendedores de flores y celadores del sector son testigos de los diferentes usos y abusos que se le hacen a un cadáver, como tumbas saqueadas, ritos y brujería es lo que más se ve en el Cementerio Central; aunque esta situación solo la conocen aquellos que han trabajado durante años en este lugar, afirman los sepultureros.
“Todos los días tengo que barrer y hacer aseo en el Cementerio Central, desenterrar muertos a los que se les ha acabado el tiempo de arrendamiento y encuentra uno muchas cosas: plumas negras, muñecos en cera dentro de las tumbas, velones, alfileres, animales secos, cintas pegadas en la parte de los pies entre otras, y eso es gente que entra hacer maleficios; Anteriormente habían negocios de magia negra alrededor del cementerio pero con el tiempo, construyeron locales nuevos y ya no están” dice Fernando Ponguta trabajador del lugar.
Sin embargo Diego, Gina, Jeisson y Lorena estudiantes de la universidad Santo Tomás, visitaron el Cementerio Central y comprobaron la existencia del formulario que se podía solicitar y diligenciar en la oficina de administración; luego de hacerse pasar por estudiantes de medicina a quien supuestamente son los únicos que les pueden vender huesos. Aunque la recepcionista de esta oficina dijo que esto se daba a que el distrito estaba en permanente veeduría cosa que no ocurría en los cementerios privados.
Pues ya ni los muertos gozan de la luz perpetua y de un campo santo porque han profanado muchas veces su casa con fines maléficos y económicos que aun los vivos aprovechan.
Claudia Lorena Arenas
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