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Este blog es el resultado del trabajo realizado por los estudiantes de la asignatura "Comunicación, Conflicto y Periodismo" de la Facultad de Comunicacion Social para la Paz de la Universidad Santo Tomas de Bogota, Colombia. Esta investigación ha sido desarrollada por: Diego Fernando Monroy, Angela Viviana Silva, Gina Carolina Sierra, Jeisson Martinez, Luis Fernado Giraldo y Lorena Arenas. El trabajo ha sido dirigido por el profesor Maurizio Ali”.

miércoles, 11 de marzo de 2009

VIVIR DE LA MUERTE

Es un día normal, en donde el frió del amanecer y el sonido de los pájaros nos anuncian una jornada mas en el arte de vivir, muchas son las cosas que nos sucederán en el transcurso del tiempo hasta que el sol se esconda de nuevo; trabajar, estudiar, comer, caminar entre muchas otras acciones, son el componente de un día como cualquier otro. Sin embargo, de repente, algo cambia esta rutina.

Tras el paso de un día demoledor de trabajo o estudio, nos dirigimos a tomar el transporte camino hacia nuestro hogar; como ha sido una jornada tan exigente nuestros sentidos no funcionan al cien por ciento, vamos cruzando la calle y de repente se atraviesa una persona que había tenido un día parecido al nuestro, gozaba de la posesión de un automóvil, choca abruptamente con nuestro cuerpo, de tal manera que lo levanta por los aires, y cae inconsciente, al pavimento.

Después de un arduo trabajo de los médicos, el corazón dejo de latir, nuestro cerebro se desconecto de la realidad y se vio inmerso en un mundo que a ciencia cierta nadie sabe su composición.

El cuerpo sin vida fue llevado a una funeraria, ubicada en un punto de la ciudad, este lugar que por lo general es sobrio y frió, con un impregnante olor a flores, que se combina, con el aroma de las yerbas aromáticas y del café, es insoportable para quienes aun se mantienen con vida y despiden a la persona que habitaba lo que ahora es visto como un cuerpo inerte.

Carlos Ortega Jiménez, Técnico Tanatologo, es el encargado, de acondicionar el cuerpo para, que no vaya a transmitir malos olores o enfermedades a sus familiares y personas que lo van a observar por ultima vez.

El acondicionamiento consiste, en introducir un tubo quirúrgico, por el cuello mediante el cual se van a extraer todos los fluidos del cuerpo para reemplazarlos por preservantes como el Formol; cabe resaltar que antes de este procedimiento “se ha lavado el cuerpo con jabón de loza, preferiblemente jabón Axion, ya que deja el cuerpo bastante limpio, y desaparece por completo la sangre seca que queda en algunas partes del mismo”, señala Carlos.

“Las familias siempre viven muy pendientes de los órganos de su ser querido, la gente piensa que nosotros se lo vamos a sacar, lo que no saben es que tenemos terminantemente prohibido hacer esto, ya que si alguien se da cuenta se puede acabar nuestra carrera (…) en el caso de los marcapasos que son muy costosos, muchas veces los familiares nos piden que lo saquemos y se lo entreguemos, para hacer esto la familia tiene que pasar una carta por escrito a la funeraria, para poder abrir el cadáver y sacar el dispositivo” afirma Carlos Ortega.

Con solo $800.000 Carlos mantiene a su esposa y sus tres hijos, aunque por cada cadáver arreglado, se gana una comisión “hay días en los que solo llega un cadáver, pero muchas veces alcanzo a arreglar hasta 10 cadáveres” de estos diez cadáveres que embellece Carlos, solo uno, aproximadamente decide, donar sus órganos, “la donación de órganos esta muy satanizada ya que la gente piensa, es que se va a vender los órganos de sus familiares en el mercado negro, pero no se dan cuenta que hay personas que necesitan de estas partes para poder vivir”

Este personaje seguirá en su rutina diaria, esperando que llegue la hora de partir de este mundo “anhelo 2 cosas, la primera, que mis hijos sigan realizando mi trabajo, y la segunda que mis órganos sean un grano de arena para salvar la vida de algunas personas”

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